Durante esta semana, me he dedicado a observar la conducta de la gente, en especial, el cortejo que se da entre hombres y mujeres.
Ayer me senté a platicar un rato con unas amigas de la universidad, Ninguna de las tres traíamos buena cara, no fue una semana muy linda ni fácil que digamos para muchas personas que conozco, incluyéndome a mi.
Una de ellas, se quejaba de su soledad, intentando disfrazarla con una risa irónica y sarcástica, la otra, trataba de ocultar la tristeza que sentía por haber terminado con su novio, relatándonos una serie de comportamientos incoherentes acerca de él, con los cuales ya comenzaba a sentirme identificada, pues me sonaban muy familiares de acuerdo al análisis que realicé.
Y yo, tratando de consolar a las dos, haciéndoles ver que no eran las únicas en desacuerdo, les contaba acerca de los dimes y diretes en que me he visto envuelta en los últimos días, mientras terminaba mi discurso que parecía sacado de un melodrama, con la cara confusa entre las manos y los codos sobre la mesa diciendo con indignación: “¡Ya no entiendo nada!”
¿Qué es lo que no comprendo? Pues nada mas y nada menos que los pensamientos y juicios contradictorios que tienen muchos hombres (con todo respeto, no son todos) respecto a las mujeres. ¡Nada les gusta! Y pareciera que de ningún modo se les puede tener contentos. A lo que me refiero es a esto:
Si los buscas, eres una “hostigosa”, si no los buscas “Que sangrona, ¡ni que estuviera tan buena!”, si te les avientas, eres una “atrevida” y además “fácil”, si no te les avientas “¡Qué tímida y anticuada!”, si quieres tener relaciones con ellos, eres una “cualquiera” (ellos en realidad piensan otra palabra mas fuerte), si no quieres, eres una “santurrona que se hace del rogar”, si les llamas, eres una “rogona”, si no les llamas “¡Ay que payasa y coda!, ni en una llamada quiere gastar”. Si te quieres casar, eres “posesiva”, si no quieres “Vieja cotorra amargator”…
¿Quieren más?...
Si eres romántica con ellos “Que cursi”, si no lo eres “¡Qué fría!”, si los tratas con dulzura y cariño, “sumisa empalagosa”, si los tratas a secas “¡Frígida!”, si te enojas con ellos, “¡Qué tipa tan histérica, ni ella sola se aguanta!”, si no te enojas “¿Me estas dando el avión? O ¿Por qué estas de acuerdo conmigo en todo lo que digo?”, si te caen bien su grupo de amigos y salen en bola “de seguro te gusta alguno de ellos”, si no salen juntos “Nadamas quieres que salga contigo y no me dejas estar con mis amigos, ¡restringes mi libertad!”…
¿Le sigo?...
Si te arreglas bien, eres una “vanidosa”, si no te arreglas “Marimacha y fodonga”, si le preguntas algo sobre su vida, “eres una metiche”, si no le preguntas, piensa que lo tratas con indeferencia y que no le importas. Si te portas educada, eres “Fresa”, si no, una “Naca”, si le regalas algo caro “¡Qué despilfarradora, gasta mucho dinero en frivolidades!, ¡me va a exprimir!”, si no le regalas nada “¡Qué tacaña!”, si comes mucho, “Que golosa y tragona, se va a poner bien gorda”, si comes poco, eres una “anoréxica”, ¿Te gusta salir? “Vieja floja y andariega, se la pasa en la calle”, ¿No sales? Eres una “aburrida”, si los ayudas con algo, se intimidan, si no les echas la mano “¡Qué egoísta!”, y si le seguimos… ¡No acabo!
¡Por Dios! ¿Qué clase de actitudes son estas? Es denigrante y cansado para cualquier mujer. Y eso no es todo, ¿Quieren ver cuál es el colmo de todos estos “colmitos”?: llegas con el hombre en cuestión, después de haber pasado por todo este vía crucis de juicios hacia tu persona, esperando escuchar alguna respuesta alentadora y sólo termina diciéndote: “No sé lo que siento… estoy confundido” ¡CONFUNDIDO! ¡Pues como no se van a confundir con semejantes pensamientos!
¿CONFUNDIDO? (¡¿L?!) Pero si aquí, ¡Las más confundidas somos nosotras!: ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer?, ¿Qué decir y qué no decir? ¿Cómo nos comportamos con ellos? ¿De qué manera tratarlos? Si nada les parece, ¿Qué les damos y que no? No tenemos que cambiar a su gusto porque ellos lo quieran, ni tampoco nosotras podemos cambiarlos a ellos; deben aceptarnos como somos y conocernos mmmmuuuuyyyyy bien, antes de emitir cualquier juicio en nuestra contra, ¡podrían equivocarse!
Chicas, Señoras, y Mujeres en general: Tenemos un gran problema, ¿Qué vamos a hacer con ellos? Sólo nos queda una solución con estos “inconformes”: hacer lo que decía una de mis tantas tías: “Tómate 2 pastillas de “ubicatex”, relájate y luego mándalos directito a la… (#!/&@%@!!!!!”. Por último, quiero hacerle una súplica al señor: “Dios mío, ilumínalos… ¡Pero no los encandiles!, y sobre todo, danos mucha, ¡pero muchísima! Paciencia… porque si te pedimos fuerzas, los matamos con un golpe al estilo priista (Madrazo y Pintado)”.
Hombres: ¡Pónganse listos! Y no sean tan indecisos, podrían lamentarlo demasiado tarde.
Una disculpa a todos los descalabrados que están sangrando al leer esto. Cualquier parecido con la realidad es mera “coincidencia”. Mujeres: ¡No se dejen!
Ayer me senté a platicar un rato con unas amigas de la universidad, Ninguna de las tres traíamos buena cara, no fue una semana muy linda ni fácil que digamos para muchas personas que conozco, incluyéndome a mi.
Una de ellas, se quejaba de su soledad, intentando disfrazarla con una risa irónica y sarcástica, la otra, trataba de ocultar la tristeza que sentía por haber terminado con su novio, relatándonos una serie de comportamientos incoherentes acerca de él, con los cuales ya comenzaba a sentirme identificada, pues me sonaban muy familiares de acuerdo al análisis que realicé.
Y yo, tratando de consolar a las dos, haciéndoles ver que no eran las únicas en desacuerdo, les contaba acerca de los dimes y diretes en que me he visto envuelta en los últimos días, mientras terminaba mi discurso que parecía sacado de un melodrama, con la cara confusa entre las manos y los codos sobre la mesa diciendo con indignación: “¡Ya no entiendo nada!”
¿Qué es lo que no comprendo? Pues nada mas y nada menos que los pensamientos y juicios contradictorios que tienen muchos hombres (con todo respeto, no son todos) respecto a las mujeres. ¡Nada les gusta! Y pareciera que de ningún modo se les puede tener contentos. A lo que me refiero es a esto:
Si los buscas, eres una “hostigosa”, si no los buscas “Que sangrona, ¡ni que estuviera tan buena!”, si te les avientas, eres una “atrevida” y además “fácil”, si no te les avientas “¡Qué tímida y anticuada!”, si quieres tener relaciones con ellos, eres una “cualquiera” (ellos en realidad piensan otra palabra mas fuerte), si no quieres, eres una “santurrona que se hace del rogar”, si les llamas, eres una “rogona”, si no les llamas “¡Ay que payasa y coda!, ni en una llamada quiere gastar”. Si te quieres casar, eres “posesiva”, si no quieres “Vieja cotorra amargator”…
¿Quieren más?...
Si eres romántica con ellos “Que cursi”, si no lo eres “¡Qué fría!”, si los tratas con dulzura y cariño, “sumisa empalagosa”, si los tratas a secas “¡Frígida!”, si te enojas con ellos, “¡Qué tipa tan histérica, ni ella sola se aguanta!”, si no te enojas “¿Me estas dando el avión? O ¿Por qué estas de acuerdo conmigo en todo lo que digo?”, si te caen bien su grupo de amigos y salen en bola “de seguro te gusta alguno de ellos”, si no salen juntos “Nadamas quieres que salga contigo y no me dejas estar con mis amigos, ¡restringes mi libertad!”…
¿Le sigo?...
Si te arreglas bien, eres una “vanidosa”, si no te arreglas “Marimacha y fodonga”, si le preguntas algo sobre su vida, “eres una metiche”, si no le preguntas, piensa que lo tratas con indeferencia y que no le importas. Si te portas educada, eres “Fresa”, si no, una “Naca”, si le regalas algo caro “¡Qué despilfarradora, gasta mucho dinero en frivolidades!, ¡me va a exprimir!”, si no le regalas nada “¡Qué tacaña!”, si comes mucho, “Que golosa y tragona, se va a poner bien gorda”, si comes poco, eres una “anoréxica”, ¿Te gusta salir? “Vieja floja y andariega, se la pasa en la calle”, ¿No sales? Eres una “aburrida”, si los ayudas con algo, se intimidan, si no les echas la mano “¡Qué egoísta!”, y si le seguimos… ¡No acabo!
¡Por Dios! ¿Qué clase de actitudes son estas? Es denigrante y cansado para cualquier mujer. Y eso no es todo, ¿Quieren ver cuál es el colmo de todos estos “colmitos”?: llegas con el hombre en cuestión, después de haber pasado por todo este vía crucis de juicios hacia tu persona, esperando escuchar alguna respuesta alentadora y sólo termina diciéndote: “No sé lo que siento… estoy confundido” ¡CONFUNDIDO! ¡Pues como no se van a confundir con semejantes pensamientos!
¿CONFUNDIDO? (¡¿L?!) Pero si aquí, ¡Las más confundidas somos nosotras!: ¿Qué hacer? ¿Qué no hacer?, ¿Qué decir y qué no decir? ¿Cómo nos comportamos con ellos? ¿De qué manera tratarlos? Si nada les parece, ¿Qué les damos y que no? No tenemos que cambiar a su gusto porque ellos lo quieran, ni tampoco nosotras podemos cambiarlos a ellos; deben aceptarnos como somos y conocernos mmmmuuuuyyyyy bien, antes de emitir cualquier juicio en nuestra contra, ¡podrían equivocarse!
Chicas, Señoras, y Mujeres en general: Tenemos un gran problema, ¿Qué vamos a hacer con ellos? Sólo nos queda una solución con estos “inconformes”: hacer lo que decía una de mis tantas tías: “Tómate 2 pastillas de “ubicatex”, relájate y luego mándalos directito a la… (#!/&@%@!!!!!”. Por último, quiero hacerle una súplica al señor: “Dios mío, ilumínalos… ¡Pero no los encandiles!, y sobre todo, danos mucha, ¡pero muchísima! Paciencia… porque si te pedimos fuerzas, los matamos con un golpe al estilo priista (Madrazo y Pintado)”.
Hombres: ¡Pónganse listos! Y no sean tan indecisos, podrían lamentarlo demasiado tarde.
Una disculpa a todos los descalabrados que están sangrando al leer esto. Cualquier parecido con la realidad es mera “coincidencia”. Mujeres: ¡No se dejen!
Roxana Nayelli Gutiérrez Zepeda
Comentarios: nayelligz@gmail.com
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