El jueves me levanté algo turbada de mis pensamientos, ya sólo faltaban dos días para que terminara Espacio y la entrevista de mi tesis seguía en lista de espera debido a que mi entrevistado probablemente no asistiría… así es que ya me había resignado a hacerla en otra ocasión; sin embargo, di un salto de sorpresa al llegar al modulo de información y ver el programa de aquel día, en donde estaban los horarios y ponentes de cada uno de los eventos… y ahí estaba él: Eduardo Salazar, corresponsal de noticieros Televisa, el enviado especial que vivió la guerra en Irak, la principal fuente de información de mi tema de tesis, y sobre todo: mi entrevista.
Su conferencia, era, según el programa, a las 5 de la tarde, en el edificio de la torre académica, para ser exacta, en el multiforo Televisa; al medio día, mientras comía me encontré con un nuevo amigo que había hecho un día anterior, Luis, un camarógrafo de eventos especiales de Televisa Chapultepec, quien muy amable se ofreció a acompañarme a la conferencia de Lalo Salazar, a la vez que me enseñó otra entrada “secreta” hacia el multiforo, al entrar ahí, una corazonada me dijo que algo andaba mal… así es que decidí preguntar si ahí sería la ponencia de Lalo para cerciorarme de estar en el lugar correcto, y en efecto, mis presentimientos no me engañaron, el evento había cambiado al polo opuesto de la sede de ESPACIO, así que tuve que trasladarme lo más rápido que pude a buscar como loca el salón de la nueva ubicación, gracias a Dios, al preguntar alguien me dijo donde era exactamente, y aunque unos minutos tarde, pude entrar y sentarme en un buen lugar para grabar la conferencia, muy interesante por cierto, pues Eduardo Salazar, relató muchas de sus experiencias desde que se fue a Irak hasta que regresó de la guerra, incluso mostró un video muy dramático donde pueden observarse escenas de la guerra y del excelente trabajo que realizó como periodista.
Al terminar la conferencia, salió por atrás, por lo cual me vi en líos para encontrarlo, así es que salí corriendo hacia todas las direcciones a ver en donde lo veía ¡Tenía que hacerle la entrevista!, para mi buena suerte, unas chicas lo retuvieron para sacarse algunas fotos con el, eso me dio tiempo de correr a alcanzarlo y presentarme, a lo cual, él respondió encantado y se mostró de lo más amable y sencillo conmigo y con todas las personas que se acercaban a platicar con él, me estuvo hablando acerca de cómo llegó a ser periodista, y también sobre algunos problemas y anécdotas chuscas que tuvo cuando empezaba como corresponsal.
Después de eso, hice la tan ansiada entrevista mientras caminábamos al auditorio central, donde estaría como invitado en un programa de “Telehit” con Horacio Villalobos y “El Burro”. Después de cenar, decidí salir un rato a divertirme, así es que me fui con los chicos de postproducción y algunas amigas al cine a ver “Soltero en casa”, una muy divertida película.
Llegó el día menos deseado… el viernes, era mi último día entero en Culiacán, y también ahí terminaría mi aventura en ESPACIO… más no mi sueño… eran mis últimas horas, y tenía que aprovecharlas al máximo. Llegué al comedor a desayunar, y tuve la grata sorpresa de encontrarme a algunos compañeros y nuevos amigos de Televisa, así es que almorzamos juntos mientras platicábamos de algunas cosas del evento.
Al salir del comedor y despedirnos, caminé hacia el modulo de información para pedir un programa del día y ver los eventos que habría, me dieron la hoja y comencé a leerla, de pronto, mis ojos se detuvieron y se hicieron enormes, mi boca se abrió y mi mente se colapsó por un momento, no era posible lo que estaba leyendo, lo leí, lo releí y lo volví a leer aún estupefacta y parada a medio camino, y dije “¡No puede ser!”, así es, en la hoja claramente decía: “5:00 p.m. Taller de Radio con Carlos Loret de Mola en la Torre Académica”.
Aún no lo podía creer, ¡Tenía que ir a ese evento!, así es que durante todo el día, me la pasé ayudando con los libros a mi amigo Raúl, para terminar pronto y poder irme a la conferencia; de la emoción, hasta el hambre se me quito y no comí casi nada, por fin terminé y a las 4 de la tarde, una hora antes del evento, llegué a la Torre Académica para apartar un “buen lugar”, pero ¡Oh sorpresa! Muchos pensaron lo mismo que yo, y cuando llegué ya había por lo menos más de 100 personas haciendo fila para entrar…
Después una mujer nos dijo a los que llegamos en ese momento que ya no iban a dejar pasar gente, que el cupo era de 80 personas máximo y que ni siquiera hiciéramos el intento de formarnos, luego pareció cambiar de opinión y dijo que nos formáramos, que “tal vez” nos dejaba entrar 10 minutos a sacar fotos en grupos de 5 personas, y sólo a los que trajeran Gafete de prensa (el mío era de staff por lo cual al parecer no iba a entrar ni con chochos).
En ese momento, comencé a desesperarme y a darle vueltas en mi cabeza tratando de encontrar alguna manera de entrar, buscaba con la mirada por todos lados, a ver si veía a alguien conocido que me ayudara a pasar, pero nadie pasó en ese momento…
como si fuera un milagro, tal parece que Dios se apiadó de mi y en eso, una mujer de Producción, llegó a decirnos: “la conferencia se va a cancelar de este lugar, la vamos a hacer en el multiforo que es mas grande, para que entren más, pero ahora si váyanse para allá a formarse”…
¡todo mundo corrió como estampida hacia el otro salón!, que quedaba a unos metros de distancia, y como yo era de las ultimas, pude correr más rápido hacia allá, algunos alcanzaron a entrar, pero después una muchacha se puso ahí en la entrada a detener a los que quisieron pasar, pero gracias a mi amigo Luis, recordé que había otra entrada “secreta” al mismo lugar, la cual no tenía ni una sola persona que la estuviera custodiando, así es que muy discreta, me fui corriendo hacia el otro lado y logré colarme sin ser descubierta, entonces pude agarrar un lugar en la quinta fila, al centro, mientras se acababa una conferencia que estaba antes.
Carlos Loret de Mola, llegó un poco tarde, pero valió la pena la espera. Durante su ponencia, relató algunas experiencias de la guerra de Afganistán y también de cuando fue corresponsal en la tragedia del “Tsunami”, al terminar entre una gran ovación, el periodista salió literalmente “Huyendo” por la parte trasera, ¡y con justa razón!, si se baje por el escenario, no creo que hubiera salido vivo de ahí, pues había muchas muchachas (y también uno que otro muchacho) que se lo querían comer, sacarse fotos con él o pedirle algún autógrafo.
Salí de ahí un poco nostálgica, la noche ya comenzaba a caer, la gente salía y la Universidad poco a poco se estaba quedando cada vez más vacía… en algunos lugares, pude ver como desmontaban las escenografías… era el momento de comenzar con las despedidas, que creo, no son gratas para nadie… Fui primero con Gabriel y Alejandra, quienes se encontraban en el auditorio principal quitando tablas, equipo y pantallas, una de las cuales por poco y les cae encima; después pasé con mis amigos de postproducción, los cuales estaban aún mas atareados trabajando todos en equipo: unos bajaban las luces con una polea, otros desconectaban cables, algunos arrastraban carritos con material y tablas de madera, y unos mas desarmaban cosas…
Era triste… yo vi cuando lo estaba armando, ¡Que bonito se veía todo acomodado! Y ahora… poco a poco iban desmantelando cada parte del escenario… dejando todo como estaba antes… vacío… solo… Decidí salir de allí antes de que me dieran ganas de llorar… soy muy sentimental… Subí al autobús, que por última vez me llevaría a mi hotel, al llegar, me puse a hacer maletas, partía de regreso a Guadalajara a las 8 y media de la mañana, así es que preferí dejar todo listo.
Me senté en la cama a ver la tele un rato, tal vez dormité un poco, y creo que di unos cuantos cabezazos, me moría de sueño… en eso, decidí salir un rato a distraerme y conocer un poco más de Culiacán; me fui con varios de mis amigos, caminamos para buscar algún sitio agradable donde pudiéramos platicar. Llegamos al centro, pasamos por la catedral, y atrás de esta, había muchos restaurantes, bares y cafés, así como una pequeña plaza donde se veía mucha gente; decidimos entrar a uno de esos cafés, nos sentamos y comenzamos a conversar… y como diría una vieja y conocida canción: “nos dieron las 9, las 10 y las 11… las 12, la 1, las 2 y las 3…” ¡Qué rápido pasa el tiempo!, sin pensarlo, ya pasaban de las tres de la mañana, y nos dimos cuenta porque nos dijeron que ya iban a cerrar el lugar…
Salimos de ahí, pero vimos que afuera había un espectáculo en la plaza, nos quedamos un rato… después, regresamos de nuevo a deambular por las calles, y de ahí nos sentamos en la banca de un parque, ¡Era el último día y había que disfrutar cada segundo!, caminamos, mientras nuestra plática seguía, hasta que llegamos a mi hotel… eran las 6 de la mañana… nunca me había quedado una noche entera sin dormir platicando con amigos… pero eso no me preocupaba, tendría muchas horas para dormir en el autobús.
Tomé un café con leche en la recepción, subí por mis maletas, compre algunas cosas para comer en el camino, y llamé a un taxi para que me llevara a la central… mi camión salió y afortunadamente en el camino me tocó una agradable compañía, un señor ya grande, muy amable, que en ratos (cuando estaba despierta) me hacía plática… yo aún llevaba puesto mi gafette de ESPACIO… es una experiencia que jamás en la vida olvidaré, y que espero repetir el próximo año, cada vez mejor…
Llegué a Guadalajara a las 10 de la noche… fueron 12 horas de camino, el 80% de las cuales, las pase durmiendo, ni siquiera vi una sola de las 5 películas que pusieron. Al bajarme, fue como haber despertado de uno de esos largos y dulces sueños, en los que te preguntas si lo que viviste fue real… y me dije a mi misma: “Bienvenida de nuevo a la Realidad”…
Espero que esta experiencia les haya gustado, sólo me resta decirles que nunca dejen de luchar por sus sueños, por difíciles que parezcan… en esta vida no hay nada imposible, no importa la edad, el sexo ni la condición social, sólo las ganas de superación y de ser mejores cada día. Nosotros somos los que ponemos el límite y decidimos hasta donde queremos llegar, si nos dejamos vencer por un obstáculo, o lo enfrentamos hasta las últimas consecuencias… recuerden lo que dice aquella frase que es una de mis citas favoritas: “comienza por hacer todo lo necesario, después haz lo que te sea posible… y pronto te encontrarás haciendo lo que parecía imposible…” Se los dejo de tarea, ¡hasta la próxima!
Roxana Nayelli Gutiérrez Zepeda
nayelligz@gmail.com
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